Untar una tortera desmontable de 23 cm (9”) con un poquito de aceite de coco. Dejar a un lado.
Colocar las ciruelas cortadas y el aceite de coco en una cacerola chica. Llevar a hervor, luego bajar el fuego y cocinar las ciruelas en un hervor muy suave por 8 minutos. Dejar enfriar (esto puede llevar un rato, pero no lo coloques en la heladera para acelerar el proceso o el aceite de coco se va a solidificar).
Mientras tanto, tostar las nueces.
Precalentar el horno a 350 °F / 175 °C.
Colocar las nueces en una asadera pequeña y hornear por 8 – 10 minutos. Hasta que estén doradas.
Transferir las nueces a una multiprocesadora o licuadora, moler las nueces hasta que queden como una harina gruesa. Si quedan algunos pedacitos pequeños no pasa nada.
Combinar la harina integral, las nueces molidas, el bicarbonato de sodio, el polvo de hornear, la canela, el jengibre y el cardamomo en un bowl grande.
Una vez que la mezcla de ciruelas y aceite de coco esté apenas tibia, pisar las ciruelas con un tenedor, hasta que se deshagan. Agregar el puré de manzana, el néctar de coco o maple syrup y la esencia de vainilla. Revolver para combinar.
Agregar la mezcla húmeda a la mezcla seca y revolver suavemente hasta que los ingredientes estén bien integrados.
Volcar la mezcla sobre la tortera aceitada. Decorar con las ciruelas en rodajas: ordenarlas en círculos de afuera hacia adentro. Luego presionar levemente para que se adhieran a la masa. Llevar al horno por 45 minutos, o hasta que insertes un cuchillo en el centro y salga limpio.
Dejar enfriar por completo antes de servir.
¡Qué disfruten este placer de verano!